martes, 3 de noviembre de 2009

El costo de los expresidentes "vivos".

TEXTO SELENE ÁVILA
El Universal
Lunes 27 de agosto de 2007

Los cinco ex presidentes le cuestan al país más de 259 millones 115 mil 269 pesos anuales en pagos de pensiones y prestaciones. Por haber servido a la patria, son recompensados durante todo lo que les resta de vida.
Ellos tienen una remuneración mensual equivalente al salario de un secretario de Estado en funciones, y beneficios que incluyen a un equipo de 103 personas por cada uno de los ex mandatarios, para atenderlos. Los sueldos de sus asistentes también son sufragados con cargo al erario.

De acuerdo con una investigación realizada por el Senado, mantener a Luis Echeverría, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Vicente Fox cuesta, en promedio, 51 millones 823 mil pesos anuales por cada uno de ellos.

En 2003, había datos de que el gasto total en salarios y prestaciones de los ex presidentes era de 25.4 millones de pesos anuales. En aquel momento se cubría a Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo. También se sabía que el último renunció a su pensión.

Según el documento del Senado, con esta tendencia, al terminar el sexenio del presidente Felipe Calderón el gasto en Luis Echeverría, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Vicente Fox rebasaría los mil 554 millones 691 mil pesos, cifra superior al presupuesto destinado este año a la Presidencia de la República, de mil 68 millones 512 mil 781 pesos.

Las prestaciones a los ex titulares del Poder Ejecutivo fueron un legado de dos acuerdos presidenciales, uno de Luis Echeverría el 25 de noviembre de 1976, y otro de Miguel de la Madrid, signado el 31 de marzo de 1987.

Para frenar estos desembolsos al arca pública, los legisladores han buscado regularlos desde el Congreso sin el menor éxito, pues de 2002 a la fecha, han sido presentadas en ambas cámaras cuatro iniciativas para reglamentar las pensiones que aún se otorgan a los otrora titulares del Ejecutivo federal. Todas las propuestas han ido a parar a la congeladora.

La más reciente es del senador David Jiménez Rumbo (PRD), el 28 de septiembre de 2006, y se turnó a comisiones unidas de Gobernación y de Estudios Legislativos.

Pese a que en el pasado periodo ordinario de sesiones la Junta de Coordinación Política incluyó el tema de las pensiones de los ex presidentes en su agenda a desahogar, el proyecto de ley del senador perredista sigue estancado en las comisiones.

Entre las principales propuestas en el texto jurídico destacan:

Atender a los ex presidentes, a su cónyuge y a sus hijos mediante el Sistema de Seguridad Social de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), en lugar de dispensar recursos por el pago de sus seguros médicos.

La reducción de su pensión al equivalente a un salario mínimo vigente en el Distrito Federal, la cual sería otorgada siempre y cuando no reciban ninguna otra remuneración por parte de la Federación, de los estados, del gobierno del Distrito Federal, de los municipios, así como de otras empresas, órganos desconcentrados o cualquier otro tipo de gratificación en moneda nacional, extranjera o especie, so pena de perder dicho ingreso.

Sobre la protección a su integridad física, también se plantea que:

“La Secretaría de Seguridad Pública Federal u órgano equivalente le proporcionará a quien haya ostentado el cargo de Presidente de la República, el personal estrictamente necesario para su seguridad personal”.

En la actualidad, la salvaguarda para los otrora servidores de la nación incluye 78 elementos de las fuerzas federales para cada uno de ellos, desglosados en 45 elementos del Ejército: 32 de tropa, ocho oficiales, cuatro jefes y un general; 22 elementos de la Armada: 16 de tropa, cuatro oficiales y dos jefes, y 11 elementos de la Fuerza Aérea: ocho de tropa, dos oficiales y un jefe.

Esta prestación está contenida en el acuerdo de Luis Echeverría, con dedicatoria a su persona y a los ex titulares del Poder Ejecutivo federal que le precedieran.

No conforme con el cortejo de seguridad que los resguarda, también tienen a su disposición a 25 empleados de la Federación: tres choferes y personal para montar una “pequeña oficina”.

Su despacho se integra con los siguientes puestos: un director general, dos directores de área, cuatro subdirectores, cuatro jefes de departamento, una secretaria para el director general, una secretaria para el director de área, dos secretarias para los subdirectores, tres técnicos especializados y cuatro auxiliares administrativos.

Dicho beneficio tampoco está en la ley, sino en el Acuerdo Presidencial promulgado por De la Madrid, para aumentar las prestaciones de las que disfrutaría en su retiro.

Asimismo, ese ex mandatario añadió en el acuerdo, el disfrute de la pensión y de los seguros son extensivos a su cónyuge y a sus hijos.

El mencionado texto refiere: “Disfrutarán, mientras vivan, de una pensión equivalente al sueldo total que corresponde a los servidores públicos que ocupan el cargo de secretarios de Estado.

“Dicha pensión se otorgará con cargo al erario federal y se incrementará en la misma temporalidad y proporción”.

Igualmente: “Tendrán derecho a percibir las pensiones de seguridad social que corresponden a los servidores públicos que ocupen el cargo de secretarios de Estado, consistentes en seguro de vida y gastos médicos mayores”.

A la muerte del ciudadano que desempeñó el cargo de presidente, su cónyuge se queda con 80% de la pensión y 60% de lo seguros. Los hijos lo recibirán hasta cumplir la mayoría de edad.

Los ex presidentes, desde su retiro, gozan de otras prestaciones:

Seguro de gastos médicos, 160 mil 602 pesos. Inmuebles propiedad del Estado e inmuebles arrendados a su servicio que incluyen el pago de todos los servicios —predial, agua, gas, jardinería, cortinas, alfombras, luz, limpieza, mobiliario, rentas y material de reparación—. Por los cinco ex presidentes hay un gasto anual en estos rubros por 12 millones, 978 mil pesos.

Además tienen derecho a un equipo de transporte, que por cada ex mandatario incluye:

una camioneta blindada para él, otra más para su esposa, una de dichas unidades para sus hijos y tres automóviles para sus escoltas; también se les pagan las tenencias, la verificación, el seguro, el mantenimiento de las unidades y la gasolina. El total en este concepto por los cinco ex presidentes, elevado a un año, es de más de 6 millones 789 mil pesos.

Ellos pueden hablar por teléfono sin tener que preocuparse por el recibo. La erogación en servicio de telefonía y comunicación se estima que asciende a un millón 200 mil 465 pesos anuales, por los cinco ex presidentes.

Para reposar fuera del Distrito Federal o seguir viajando por el mundo, todavía tienen derecho a realizar recorridos nacionales e internacionales. En viajes en el interior de nuestro país, elevado a seis por año, por los cinco ex presidentes se eroga 5 millones 191 pesos. Por los viajes al extranjero una cifra superior a los 7 millones 576 mil pesos.

En su cheque también reciben remuneraciones por las primas mensuales, aguinaldo, otros bonos mensuales, prima vacacional, estímulo especial y “apoyo” para compra de despensa.

Los gobiernos del PAN. Vicente Fox Quesda y Felipe Calderón Hinojosa



En 8 años de gobierno del PAN la desocupación aumentó 150%
En la fase crítica de la recesión se perdieron casi un millón de empleos

Juan Antonio Zúñiga

Periódico La Jornada
Jueves 21 de mayo de 2009, p. 29
Más de 951 mil trabajadores quedaron cesantes entre junio de 2008 y marzo de 2009 a consecuencia de la recesión de la economía mexicana registrada en ese periodo, indicó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

En tanto, cifras dadas a conocer por el organismo revelaron que en los poco más de ocho años de gobiernos surgidos del Partido Acción Nacional, el universo de personas en desocupación total aumentó en 150 por ciento, respecto a la dimensión que tuvo este fenómeno al término de 2000.

La ola de despidos que sacude el ámbito laboral del país elevó en 43 por ciento el universo de desocupación desde el comienzo de esta administración, el cual afectaba a un millón 600 mil 891 habitantes en diciembre de 2006 y alcanza ahora una dimensión sin precedente de 2 millones 228 mil 659 personas.

Mientras en términos prácticos, casi un millón de trabajadores salieron de los centros productores de bienes y servicios por ajustes, despidos y recortes de personal en todo tipo de empresas formales e informales. Según los indicadores estratégicos de ocupación y empleo del Inegi, en números cerrados la población ocupada disminuyó de 43.9 millones de trabajadores en junio del año pasado a 42.9 millones en marzo de 2009.

A la par, la desocupación aceleró su expansión en ese periodo y afectó en septiembre de 2008 a 316 mil personas más que en junio; incorporó a otras 12 mil 800 en el cuarto trimestre de ese mismo año, y a 366 mil más durante el primer trimestre de 2009, según los informes oficiales. Así, en la fase más crítica de la recesión de la economía mexicana se han perdido casi un millón de empleos, mientras la desocupación incorporó a 695 mil 352 personas más en los últimos nueve meses a la ruda tarea de buscar empleo, casi con la certeza de no encontrarlo.
Por su parte, la destrucción de empleos en la economía en la fase más crítica hasta ahora de la recesión ha sido la siguiente: de junio a septiembre de 2008 se perdieron 300 mil puestos de trabajo formales e informales; de octubre a diciembre de ese año desaparecieron otros 300 mil, y entre enero y marzo de 2009 hubo más de 366 mil despidos.

Desde el comienzo de los gobiernos surgidos del Partido Acción Nacional la desocupación aumentó en un millón 373 mil personas, lo que implicó un incremento de 150 por ciento en su dimensión, hasta afectar a casi 2.3 millones de integrantes de la población económicamente activa del país.

Pero apenas en poco más de dos años de la actual administración, el crecimiento de la desocupación prácticamente ha sido el mismo que el observado en los seis de la que presidió Vicente Fox Quesada.

De acuerdo con los informes del Inegi, durante los seis años de gobierno de Vicente Fox, unas 685 mil 500 personas se sumaron a la desocupación, la cual pasó de 915 mil 500 a un millón 601 mil durante ese sexenio. Entre el cuarto trimestre de 2006 y el primero de 2009, el periodo que corresponde a la administración gubernamental en curso, se han incorporado 687 mil 700 personas a esta condición.

Según los informes del organismo, 53 por ciento de los casi 2.3 millones de personas en desocupación total perdieron o terminaron su empleo, mientras 27.5 por ciento renunciaron o lo dejaron, lo que significa que por tres habitantes en desocupación que perdieron su empleo, hubo uno que renunció al suyo.

"Segun dicen unos, los gobiernos priistas se encargaron de desangrar a PEMEX durante muchos años, y ahora solo al gobierno panista le toca vender "lo que sobra"... un mal planteamiento para querer hacer una reforma, ya que los sindicatos y la enorme burocracia quedara intacta bajo esta reforma, que sigue siendo la que tiene la mayor corrupcion en el continente,Los ambiciosos empresarios que ayudaron a calderon a llegar a la presidencia es logico que se quieran cobrar la factura,meteran una enorme presion para someterlo (y tienen los recursos).
Por otro lado no creo que valga la pena entregar al pais por 350 millones de dolares, aunque las condiciones que impone el gobierno de E.U. para esa ayuda ha puesto al gobierno federal de pestañas...

El modo de gorbernar de el panismo de mucho de que hablar (nada bien por supuesto)..."Estas afirmaciones corresponden a planteamientos particulares.

Los gobiernos del PAN. Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón Hinojosa

En 8 años de gobierno del PAN la desocupación aumentó 150%
En la fase crítica de la recesión se perdieron casi un millón de empleos

Juan Antonio Zúñiga

Periódico La Jornada
Jueves 21 de mayo de 2009, p. 29
Más de 951 mil trabajadores quedaron cesantes entre junio de 2008 y marzo de 2009 a consecuencia de la recesión de la economía mexicana registrada en ese periodo, indicó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

En tanto, cifras dadas a conocer por el organismo revelaron que en los poco más de ocho años de gobiernos surgidos del Partido Acción Nacional, el universo de personas en desocupación total aumentó en 150 por ciento, respecto a la dimensión que tuvo este fenómeno al término de 2000.

La ola de despidos que sacude el ámbito laboral del país elevó en 43 por ciento el universo de desocupación desde el comienzo de esta administración, el cual afectaba a un millón 600 mil 891 habitantes en diciembre de 2006 y alcanza ahora una dimensión sin precedente de 2 millones 228 mil 659 personas.

Mientras en términos prácticos, casi un millón de trabajadores salieron de los centros productores de bienes y servicios por ajustes, despidos y recortes de personal en todo tipo de empresas formales e informales. Según los indicadores estratégicos de ocupación y empleo del Inegi, en números cerrados la población ocupada disminuyó de 43.9 millones de trabajadores en junio del año pasado a 42.9 millones en marzo de 2009.

A la par, la desocupación aceleró su expansión en ese periodo y afectó en septiembre de 2008 a 316 mil personas más que en junio; incorporó a otras 12 mil 800 en el cuarto trimestre de ese mismo año, y a 366 mil más durante el primer trimestre de 2009, según los informes oficiales. Así, en la fase más crítica de la recesión de la economía mexicana se han perdido casi un millón de empleos, mientras la desocupación incorporó a 695 mil 352 personas más en los últimos nueve meses a la ruda tarea de buscar empleo, casi con la certeza de no encontrarlo.
Por su parte, la destrucción de empleos en la economía en la fase más crítica hasta ahora de la recesión ha sido la siguiente: de junio a septiembre de 2008 se perdieron 300 mil puestos de trabajo formales e informales; de octubre a diciembre de ese año desaparecieron otros 300 mil, y entre enero y marzo de 2009 hubo más de 366 mil despidos.

Desde el comienzo de los gobiernos surgidos del Partido Acción Nacional la desocupación aumentó en un millón 373 mil personas, lo que implicó un incremento de 150 por ciento en su dimensión, hasta afectar a casi 2.3 millones de integrantes de la población económicamente activa del país.

Pero apenas en poco más de dos años de la actual administración, el crecimiento de la desocupación prácticamente ha sido el mismo que el observado en los seis de la que presidió Vicente Fox Quesada.

De acuerdo con los informes del Inegi, durante los seis años de gobierno de Vicente Fox, unas 685 mil 500 personas se sumaron a la desocupación, la cual pasó de 915 mil 500 a un millón 601 mil durante ese sexenio. Entre el cuarto trimestre de 2006 y el primero de 2009, el periodo que corresponde a la administración gubernamental en curso, se han incorporado 687 mil 700 personas a esta condición.

Según los informes del organismo, 53 por ciento de los casi 2.3 millones de personas en desocupación total perdieron o terminaron su empleo, mientras 27.5 por ciento renunciaron o lo dejaron, lo que significa que por tres habitantes en desocupación que perdieron su empleo, hubo uno que renunció al suyo.

La transición al Neoliberalismo. Miguel de la Madrid Hurtado,Carlos salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León

Madrid Hurtado, Miguel de la (1935- ), político, abogado y economista mexicano, presidente de la República (1982-1988). Nació en Colima en 1935. Realizó estudios de derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México y de administración pública en Harvard (Estados Unidos). Ocupó importantes cargos públicos relacionados con las finanzas de su país. Durante el gobierno de José López Portillo (1979-1981) ocupó la secretaría (ministerio) de Programación y Presupuesto. En 1981 fue nombrado candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y elegido presidente en 1982 en las elecciones generales del 4 de julio. Durante su mandato tuvo que afrontar las dificultades económicas, renegociando la deuda externa y aplicando un plan de austeridad en el gasto y de lucha contra la corrupción en los cargos públicos. En 1984 visitó varios países latinoamericanos, proponiendo la unidad de criterios para la cooperación económica y la renegociación de la deuda externa. Sus tesis fueron expuestas ante el Grupo de Contadora, y provocaron el recelo de Estados Unidos. En 1988 fue sustituido por Carlos Salinas de Gortari, de su mismo partido.

Durante la década de 1980 el país siguió una política de reafirmación dentro del continente. En 1982 Miguel de la Madrid Hurtado fue elegido presidente para suceder a López Portillo. A mediados de esta década, el acelerado aumento de la deuda extranjera, unida a la caída de los precios del petróleo, había sumido al país en fuertes dificultades financieras. En medio de informes sobre grandes irregularidades, el PRI reclamó la victoria en las elecciones al Congreso en 1985. En septiembre de ese mismo año un terremoto devastó la capital, en la que murieron posiblemente más de 20.000 personas y miles quedaron sin hogar, lo que agravó todavía más la situación financiera del país. Carlos Salinas de Gortari, candidato del PRI, fue elegido presidente en 1988, nuevamente en medio de grandes protestas por la sospecha de posibles irregularidades en el proceso electoral. También en 1988 el huracán Gilberto devastó la península de Yucatán, cuyas pérdidas se estimaron en 880 millones de pesos.

En 1989 el gobierno de Salinas aceleró la privatización de las empresas del Estado y modificó las regulaciones restrictivas del comercio e inversión para incentivar la inversión extranjera, permitiendo incluso el control mayoritario de las empresas a los inversionistas extranjeros. En octubre, Carlos Salinas y George Bush, reunidos en la ciudad de Washington (Estados Unidos), firmaron lo que fue descrito como el acuerdo más amplio de comercio e inversión concertado entre las dos naciones. En julio de 1992 se modificó la Constitución para reconocer la personalidad jurídica de la Iglesia católica. En diciembre, los presidentes Salinas y Bush, junto con el primer ministro de Canadá, Brian Mulroney, firmaron el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC). La legislatura mexicana ratificó el TLC en 1993 y el acuerdo entró en vigor el 1 de enero de 1994, creando la zona de libre comercio más grande del mundo.

La creación de una zona de libre comercio en América del Norte y la privatización de la industria estatal fueron parte del plan del gobierno de Salinas para revitalizar la economía mexicana. En 1993 el gobierno mexicano había vendido el 80% de sus industrias a inversionistas privados en cerca de 21 billones de pesos y había reducido la inflación del 150% al 10%. Sin embargo, esto no significó que se tomaran medidas efectivas para reducir la enorme deuda extranjera.

El 1º de enero de 1994 un grupo de indígenas, miembros del llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN, ocupó cuatro poblaciones del sur de México en el estado de Chiapas. Sus demandas más urgentes eran la autonomía, la restitución de tierras, el establecimiento de un régimen democrático, así como el establecimiento de servicios de salud y educación para toda la población indígena. El grupo se denominó `zapatista' en memoria del líder campesino Emiliano Zapata. A pesar de que las tropas mexicanas recuperaron rápidamente el territorio ocupado y se acordó el alto el fuego, el EZLN provocó una situación que llevó a prolongados debates sobre las demandas formuladas.

En agosto de 1994 Ernesto Zedillo Ponce de León ganó las elecciones presidenciales. Zedillo fue coordinador de la campaña presidencial del candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien fue asesinado en marzo de 1994 durante un mitin de campaña en la ciudad de Tijuana.

El presidente Zedillo se enfrentó casi de inmediato con una de las peores crisis financieras de México, provocada por un déficit de aproximadamente 30.000 millones de dólares en su cuenta corriente. Se planeó un paquete de rescate internacional bajo la coordinación del presidente estadounidense Bill Clinton, y Zedillo anunció medidas de austeridad y la privatización de los bienes del Estado. Entretanto, el levantamiento del sur de Chiapas, que continuaba bajo el liderazgo del subcomandante Marcos, puso de manifiesto la precaria situación de los indígenas y forzó al gobierno a prestar oídos a sus demandas. En 1996 la economía mexicana, sin haber sorteado por completo la crisis iniciada en 1994, ofrecía síntomas de mejoramiento.

En las últimas elecciones legislativas del 6 de julio de 1997, el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y los principales partidos de oposición, PAN y PRD, consolidaron su presencia en el Congreso: el PRI alcanzó el 38% de los votos, el PAN el 26% y el PRD el 25%. El presidente de la nación, Ernesto Zedillo, manifestó que “se inicia en el país una nueva actitud política, cultura política y ética de responsabilidad pública”. El PRI, después de 68 años en el poder, sigue hoy disponiendo de la presidencia, la mayoría absoluta en el Senado y la mayoría de los municipios más importantes del país, pero a raíz de esa fecha ha tenido que comenzar a cohabitar, negociar y pactar en el Congreso con los partidos de oposición.

Sin embargo, el conflicto indígena no cesa, sino que se agrava en la región de los Altos de Chiapas. El 22 de diciembre de 1997 fueron asesinados 45 indígenas de la etnia tzotzil en Acteal, municipio de Chenalhó, donde viven actualmente algunos de los miles de desplazados de otras comunidades. La matanza, en su mayoría mujeres y niños, provocó la dimisión del secretario de Gobernación (ministro del Interior), Emilio Chuayffet, y la renuncia del gobernador del estado de Chiapas. El nuevo secretario, Francisco Labastida Ochoa, se enfrenta a una complicada situación en la que se plantea como primera medida la desmilitarización de la zona. El conflicto parece tener una difícil solución.

Moneda y banca

La unidad monetaria de México es el peso de 100 centavos (a comienzos de 1997, 7,97 pesos equivalían a 1 dólar estadounidense). El banco central y emisor de la moneda es el Banco de México (1925). El sistema bancario comercial de México, nacionalizado en 1982, se devolvió al control privado a principios de la década de 1990.

Con Miguel de la Madrid en el gobierno, además de reformas estructurales de la economía mexicana, la política comenzó a sufrir cambios importantes que tendieron -por empuje de la sociedad- a la modernización del sistema. Sin embargo, las contradicciones continuaron. La situación crítica de la economía, y el descontento generado con la aplicación del modelo de reordenación hizo que en un periodo relativamente corto -apenas un sexenio- el panorama tradicional de la política cambiara de manera radical y que empezara a surgir en México, realmente, un sistema de partidos.

En principio, la política democratizadora del gobierno se expresó en diversas propuestas enviadas al Congreso al asumir la presidencia. La primera de ellas fue la reforma al Artículo 115 constitucional a fin de reintegrar recursos y facultades a los municipios, vigorizando con ello su hacienda y su autonomía política. Se trataba de volver a la vieja idea del municipio como célula de la vida democrática de la comunidad. El proyecto político de De la Madrid parecía buscar la legitimidad perdida por el sistema político en su conjunto a raíz de la crisis económica.

El proyecto que le tocó iniciar a Miguel de la Madrid y continuar a Carlos Salinas de Gortari seis años después, implicó cambios profundos en la tradicional estructura económica mexicana. En su toma de posesión el 2 de diciembre, el nuevo presidente reconoció la profunda crisis por la que atravesaba el país y la necesidad de variar el rumbo que hasta entonces se había mantenido: inflación de casi el 100%, un déficit sin precedentes, ausencia total de ahorro para financiar inversión, rezago de las tarifas y los precios públicos, debilitamiento en la dinámica de los sectores productivos, crecimiento cero, ingreso de divisas paralizado, deuda externa pública y privada de proporciones desmesuradas, recaudación fiscal debilitada y crédito externo reducido drásticamente. En tales circunstancias, señalaba De la Madrid, la planta productiva y el empleo se veían seriamente amenazados, el desempleo abierto era el más alto de los últimos años y los sectores de menores ingresos tenían problemas para satisfacer necesidades mínimas de subsistencia. Había desconfianza y pesimismo en la sociedad, lo que podía conducir peligrosamente a la discordia entre clases y grupos. La crisis mexicana se ubicaba en un contexto internacional donde existían incertidumbre, temor y la recesión estaba presente, además de las guerras comerciales, el proteccionismo, las altas tasas de interés, el desplome en los precios de las materias primas y el alza en los productos industriales, todo lo cual atentaba contra las posibilidades de todos los países. Finalmente reconoció que se vivía una situación de emergencia frente a la que había de actuar con definición y responsabilidad para que " la Patria no se nos deshaga entre las manos ''.

La base del proyecto reestructurador era la economía y hacia allá enfocó el presidente todas sus baterías desde un principio. En su toma de posesión presentó el Programa Inmediato de Reordenación Económica ( PIRE ) y, pocos meses después, en mayo de 1983, presentó también el Plan Nacional de Desarrollo (PND). Ambos constituyeron la primera fase, entre 1983 y 1985, del proyecto restaurador de la economía.

Fundamento y punto de partida de la estrategia económica del presidente De la Madrid fue la de restaurar la confianza de los inversionistas. Se trataba no sólo de obtener su apoyo moral para el proyecto económico, sino también político. Esta política se complementó, además, con el inicio de la venta de las empresas del sector paraestatal. En diciembre de 1983 el Congreso de la Unión había aprobado modificaciones constitucionales que definieron la rectoría del Estado. Ello le dio al gobierno la pauta que necesitaba para llevar adelante la venta de empresas paraestatales, con lo que se obtendría, además de mayor confianza de los empresarios, y más recursos para el Estado, al tiempo que se ponía en práctica el principio de adelgazamiento que había prometido el gobierno.

En el periodo 1983-198 las cosas caminaron bajo control. Aunque no hubo repunte espectacular en la economía -en realidad índices como el PIB se siguieron manteniendo negativos-, por lo menos se dio la posibilidad de revertir la tendencia en algunos rubros como las finanzas públicas que habían tenido un déficit del 7.6% en 1982 y hacerlas crecer -con el apoyo del petróleo- hasta el 3.6% en 1985. También la producción y el empleo crecieron. De igual manera, se pudo disminuir la inflación que había sido del 100% en 1982 al 63% en 1985. Claro que, a la par, la reducción del gasto público -que era una de las bases del modelo-, trajo como consecuencia, en términos reales, la pérdida de empleo en el sector estatal y la disminución del gasto social. Sin embargo, todo esto era parte de lo planeado por el gobierno, y explicado a la sociedad en términos de un " realismo económico '' que implicaba sacrificios para sacar adelante al país.

Sin embargo, en 1985, las cosas no fueron como se esperaba. Además del impacto social que significó el terremoto de septiembre en la ciudad de México -que por muchos fue leído como una señal inequívoca de la condición en que se encontraba el país-, la inflación comenzó a crecer de nuevo como consecuencia, por un lado, del relajamiento de las políticas contraccionistas y restrictivas -en un intento del gobierno por recuperar más rápidamente el crecimiento y, por el otro, del inicio en la caída de los precios del petróleo, que pronto, a inicios de 1986, llegaron a su nivel más bajo.

Lo que provocó la crisis de 1985-1986 fue, al contrario de lo que podría pensarse, una radicalización de las medidas económicas que se venían desarrollando. Se hizo evidente que la transformación estructural de la economía era más necesaria que nunca. Temas como la diversificación de las exportaciones, la reconversión industrial, el aumento de la producción agrícola, pesquera, silvícola y minera, acompañaron a las ya tradicionales encaminadas al saneamiento de las finanzas y a la reducción del gasto público. Para darle un sentido a toda esta política, el gobierno puso en funcionamiento el Programa de Aliento y Crecimiento (PAC), con el que trató de dar coherencia a la segunda fase de su gobierno en materia económica.

Además de una mayor reducción en el déficit público y de flexibilizar las tasas de interés, como parte de la Carta de Intención firmada con el FMI en 1986, el gobierno se comprometió a aplicar una política de apertura comercial. Ello significaba dejar atrás décadas proteccionistas con las que el país había podido desarrollarse en un mundo eminentemente cerrado en cuestiones comerciales. Pero ante las nuevas reglas de juego internacional, la apertura representaba para el país la alternativa más conveniente. En consecuencia, el gobierno inició negociaciones con el Acuerdo General de Aranceles y Comercio ( GATA, por sus siglas en inglés ), al mismo tiempo que promovió consultas a través del Senado. La discusión volvió a desatar las mismas acusaciones que había provocado López Porrillo en 1979 cuando sometió a consulta el asunto: era una política entreguista a los Estados Unidos. Pero si López Portillo decidió en su momento no ir más allá, en esta ocasión, Miguel de la Madrid firmó el protocolo de adhesión el 25 de julio de 1986.

Aunque pronto se sintieron en la economía señales alentadoras como consecuencia de tantos cambios estructurales, al grado que las reservas del Banco de México crecieron a 14 mil millones de dólares, la inflación se convirtió en el principal obstáculo. Esta había bajado del 100% en 1982 a 59.2% en 1984, pero al año siguiente había empezado a crecer nuevamente. Para tratar de remediar este fenómeno, el gobierno echó mano de uno de sus recursos históricos para tratar de contener la inflación: el establecimiento de un pacto entre los diversos sectores de la producción para combatir la inflación. Ello dio origen en diciembre de 1987 al Pacto de Solidaridad Económica, el primero de una serie que se firmaría en los años siguientes, y en los cuales, detalles más o menos, los obreros aceptaban moderar sus demandas salariales, los campesinos aceptar los precios de sus productos, los empresarios no incrementar los precios y el gobierno vigilar a todos.

Con este mecanismo basado en la histórica estructura corporativista del Estado mexicano, la inflación pudo ser contenida y para 1988 se encontraba ya en 50%, después de que había llegado un año antes al 170% . Así, la política económica de Miguel de la Madrid daba frutos positivos hacia final del sexenio. Pero, si bien el balance general del gobierno iba en este sentido, no todo parecía igualmente optimista. Para recuperar el crecimiento del país, el gobierno, sin muchas alternativas a la vista, había echado mano de un proyecto económico que implicaba un cambio radical en la estructura económica mexicana, que priorizaba los subsidios a la acumulación privada en detrimento del nivel de vida de la mayoría de los mexicanos. El Estado disminuyó su inversión en alimentación, salud, educación y vivienda, lo que afectó directamente a los sectores más pobres, los más golpeados por la crisis desde la década anterior.

A partir de 1982 -pese al propósito del presidente al asumir el cargo de '' construir una sociedad igualitaria ''-, justificado con la enorme crisis económica en que se vio envuelto el país, se dio no sólo un cambio radical en el tipo de política económica, que implicaba una caída más que evidente del nivel de bienestar de la mayoría de la población, sino que de hecho se replanteó, bajo la idea de modernización, lo que hasta entonces había sido proyecto histórico de la Revolución mexicana. En todo caso, la reorganización de la economía del país se volvió incompatible con el nivel de vida de gran parte de la población y produjo agudización extrema de las desigualdades sociales y económicas.

Pedro Ramírez Calva Miguel de la Madrid sexenio 1982-90

Gobierno de José López Portillo




Portillo recibió al país en una situación difícil ya que apenas unos días antes el presidente Echeverría había realizado una de las devaluaciones monetarias más severas que el país hubiese vivido hasta esas fechas.

El PIB per capita cayó 2.5 %: el déficit de las finanzas públicas alcanzaba un impresionante 9.1 del PIB y, por consiguiente la inflación se situaba en un nunca visto 27.2 %.

La deuda externa total al 30 de junio de 1977 era de 20,948 millones de dólares, o sea más de cuatro veces la que existía al fin del período de Díaz Ordáz.

Cuando López Portillo tomó posesión y ante un México decaido, pronunció un discurso que se ganó el apoyo del país entero:" Hagamos una tregua inteligente para recuperar nuestra serenidad y no perder el rumbo... podemos hacer de nuestra patria un infierno, o un país donde la vida sea buena.

Anunció además que los dos primeros años de su gobierno se dedicarían a superar la crisis, los dos intermedios a consolidar la economía y los dos últimos serían de expansión acelerada.

Dentro de su gobierno hubo logros y aciertos, aunados a situaciones que fueron determinantes para el desarrollo del país,como por ejemplo cuando los paises arabes interrumpieron la venta de petróleo a Estados Unidos y a Europa Occidental por el apoyo brindado a Israel. Esto provocó que Mexico se convirtiera en el 1er exportador de crudo, lo que logro que el PIB se elevara a 8% anual y que la tasa de desempleo se redujera en un 50%. "Quiero administrar la abundacia", fuel lema que Portillo adoptó.

Se descubrieron importantes yacimientos de petróleo en Chiapas, Tabasco y la sonda de Campeche, lo que permitió a López Portillo la reactivación de la economía nacional.

Promovió la denominada Alianza para la Producción, promulgó una ley de amnistía política, y en el campo internacional, restableció las relaciones diplomáticas con España.

Recibe al presidente norteamericano Carter, pero rompe relaciones con Somoza y apoya a los rebeldes sandinistas para enfrentar indirectamente a los Estados Unidos en la región.

Convocó una importante reunión Norte-Sur y propuso en la Organización de Naciones Unidas un Plan Mundial de Recursos Energéticos.

Internamemnte produjo importantes cambios en la Cámara de Diputados, al incrementar el número de miembros a 400, teniendo en cuenta que al menos 100 de ellos deberían ser miembros de partidos de la oposición. Logrando con ello que las demandas de otros partidos más pequeños pudieran ser oídas.

Su política agraria contemplaba el reordenamiento de la economía; había que "afectar cuanto antes todo lo afectable" (de tierras) para dedicar todos los esfuerzos a aumentar la producción.

En materia hacendaria López Portillo prometió a los empresarios una política fiscal estimulante para invertir; manifestó también que se daría mayor progresividad al impuesto sobre la renta a personas físicas, a cambio se alentaría la reinversión de las empresas; para elevar el ahorro doméstico.

Emitió los petrobonos con tasas de interés atractivas e indizadas al precio del petróleo que entonces estaba al alza, igualmente y con el mismo propósito permitió que la banca recibiera depósitos en dólares que cubrirían los riesgos cambiarios.

Otros hechos destacables de su gobierno fue el permitir la visita a México del Papa a instancias de su madre, profundamente católica.
En 1980 México ocupó el sexto lugar en el mundo en cuanto a reservas se refiere y el quinto en producción. Para 1982 el país ocupaba el cuarto lugar en reservas y exportaba 1,500,000 barriles diarios, después de la Unión Soviética, Arabia Saudita y Estados Unidos.

El auge petrolero de esos años provocó que tanto el Presidente López Portillo como la gran mayoría de los mexicanos se ilusionaran, la banca internacional se apresuró a ofrecer créditos al gobierno, dados sus enormes recursos petroleros, La deuda externa que en 1977 era de menos de 21,000 millones de dólares, ya para 1982 alcanzaba los 76,000 millones, de los cuales el 80 % correspondía al gobierno y el 20 % restante a la deuda privada.

Con las grandes cantidades de dinero generadas del petróleo y del crédito se intentó un proyecto de industrialización y modernización en cinco años.

El gasto público se desbocó; en 1978 creció en un 38 % sobre el de 77, el presupuesto de egresos se elevó en un 23 % y el de la inversión pública un 37 % sobre el año anterior; en 1980 el gasto público volvió a crecer un 33 %, el de la inversión un 35.5 %, el destinado al campo 100 % y al comercio un 200 %. Para 1981 los egresos del erario se incrementaron en 55 %, los de la inversión pública un 40 %, el gasto corriente un 55 %, y el servicio de la deuda un 36 %.

En 1979 la oferta de trabajo por primera vez fue mayor que el aumento de la población: la masa salarial creció en 1980 un 39 % por el mayor empleo y mejores salarios.
Buena porción del crecimiento durante el periodo de López Portillo fue ficticio porque la mayoría de las industrias paraestatales produjeron a costos desmesuradamente altos, que las obligaba a operar en números rojos y a no ser competitivas ni siquiera en el mercado interno, a no ser porque el erario público cubría sus pérdidas a través de generosos subsidios.

La abundancia es buena pero cuando se sabe administrar, López Portillo nunca reconoció la liga causa-efecto entre el gasto deficitario y la inflación. Tomó decisiones arbitrarias y financieramente inadecuadas, que detonaron la crisis más severa en la historia de México desde la Revolución.

La sobreoferta de los países productores y el ahorro de energía de los países consumidores provocaron , a partir de junio de 1981, el desplome de los precios del petróleo que arrastró en su caída a la economía nacional petrolizada.

Los préstamos poco responsables, que sumados a la falta de visión y a una corrupción galopante en el gobierno federal, terminaron no sólo por reducir a cero los beneficios del petróleo sino a multiplicar la deuda externa y a devaluar en más de un 400 % el valor de nuestra moneda.

Todavia esta presente en la mente de muchos mexicanos aquella frase pronunciada un 17 de agosto de 1981 por el exmandatario: "Defenderé el peso como un perro" pero de nada sirvió ese entusiasmo ya que a las pocas semanas, el 17 de febrero de 1982, se retiró el Banco de México del mercado de cambios, el gobierno se vio forzado a declararse en moratoria de pagos y tuvo que devaluar de 22 a 70 pesos por dólar.

Para minimizar un poco los efectos de la devaluación, el gobierno emprendió una disminución del gasto público, impuso más controles a la importación, subió los precios y tarifas públicas y elevó las tasas de interés; decretó un alza general de sueldos y salarios del 10, 20 y 30 % que elevó los costos de producción, se compraron dólares y los acreedores del gobierno dejaron de renovar sus créditos.

Desesperadamente el gobierno pagó en pesos los depósitos en dólares hechos por mexicanos en la banca nacional, para no enviar sus ahorros al extranjero; se cerró la venta de dólares por cuatro días y, finalmente decidió la estatización de la banca y el establecimiento del control de cambios. El Banco de México fue convertido en un organismo público descentralizado.

Tristemente el 1 de septiembre de 1982, día de su último informe de gobierno, López Portillo tuvo que encarar a la nación para anunciar al país la crisis por la que estaba pasando. Finalmente dejó la presidencia el 1 de diciembre de 1982, eligendio como sucesor a Miguel de la Madrid Hurtado.

Gobierno de Luis Echeverría Alvarez





Luis Echeverría Álvarez

Inicio sus estudios en su ciudad natal, donde también continuó la secundaria y la preparatoria. Ingreso a la Facultad de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), titulándose como abogado en agosto de 1945.

Como estudiante; Echeverria fundó el grupo Mundo Libre Juvenil de México y la revista México y la Universidad.

En 1946 ingresó al Partido Revolucionario Institucional (PRI), en donde trabajó como secretario del presidente del partido, el general Rodolfo Sánchez Taboada.

Fue secretario de Prensa y Oficial Mayor del Partido Revolucionario Institucional, Director de Administración de la Secretaría de Marina y Oficial Mayor de la Secretaría de Educación Pública.

En 1958 es nombrado subsecretario de Gobernación y para 1964 secretario de Gobernación por el presidente Gustavo Díaz Ordaz. Bajo su organización se preparó la iniciativa de Reforma Constitucional que reconoce la ciudadanía a todos los jovenes a partir de los 18 años.

Durante la presidencia de Díaz Ordaz ocurrió la trágica matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, se cree que tanto Ordaz como Echeverría fueron los autores intelectuales.

El 8 de noviembre de 1969, fue nombrado candidato a la presidencia por el Partido del PRI , ganando las elecciones el 5 de julio de 1970. Tomo el cargo el 1º. de diciembre de 1970.

Durante su mandato, Luis Echeverría intentó desarrollar una política progresista, planteó las bases de una apertura democrática y alentó la crítica informativa y de prensa.

Aumentó el ritmo de la investigación Pública, creó la producción de petróleo, energía y la electricidad.

Fue construida la red de carreteras, aeropuertos y se crearon los puertos de navegación de altura: Puerto Madero en Chíapas y Lázaro Cárdenas en Michoacán.

Asi también creó el Instituto Mexicano de Comercio Exterior (IMCE) e instituyó, en 1975, las secretarías de Turismo y de Reforma Agraria, asi como la Comisión de Estudios del Territorio Nacional. Repartió 16 millones de tierras a los campesinos, lo que provocó animadversión de los grupos conservadores mexicanos y extranjeros.

Llevó a la práctica una activa política exterior, reforzando y ampliando la presencia de México en todos los organismos y foros internacionales. En 1974, a propuesta de México, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la Carta de los derechos y deberes económicos de los estados, complementaria de la Declaración Universal de Derechos Humanos, y en 1975 participó en la fundación del Sistema Económico Latinoamericano (SELA), organismo regional destinado a fomentar el desarrollo independiente de los países de la región.

Su gobierno por otro lado enfrentó serveras críticas y rechazos por parte de los jóvenes universitarios en especial con los de la UNAM, esto como consecuencia del conflicto estudiantil de 1968.
Con el objetivo de congraciarse con los estudiantes, tomó medidas populistas y durante su mandato creció el presupuesto para la UNAM en un 1,688%, el sector burocrata aumentó de 600,000 en 1972 a 2.2 millones en 1976, empleando en gran cantidad a egresados universitarios de los 60's. En el gabinete echeverrista habia un 78% de egresados de la UNAM, y hasta un líder del 68 llamado Francisco Javier Alejo quien ocupó el cargo de director del Fondo de Cultura Económica.

Un hecho que marcó la presidencia de Echeverría y que curiosamente también estuvo ligado con estudiantes fue El halconazo o la matanza del Corpus Christi. Sucedió el 10 de junio de 1971, duante una manifestación estudiantil en la Ciudad de México en apoyo a los estudiantes de Monterrey y donde estuvo involucrado un grupo paramilitar al servicio del estado llamado "Los Halcones". Luis Echeverría concluyó este suceso desligándose del grupo y pidiendo la renuncia del Jefe del Departamento del Distrito Federal.

Los avances en materia económica que se dieron durante su mandato no fueron suficientes para detener ni sobrepasar la crisis económica internacional que enfrentaba el país y provocada por la escasez de petróleo. Ante ello disminuyó la inversión privada, el gasto público aumentó de forma considerable, emitiendo papel moneda sin valor y la deuda externa aumentó de 6,000 millones de dólares que había heredado Díaz Ordaz a más de 20,000 millones.

Compró empresas al borde de la quiebra para sostener los empleos, pero a costa de ineficiencias y corrupción. Durante su gobierno el tipo de cambio fijo que existía desde 1954, de $ 12.50 por dólar, al final de su sexenio llegó a los 20 por dólar.

En 1976, al entregar la Presidencia a López Portillo se produjo una nueva devaluación de la moneda, lo cual se afirma como causa, más tarde, de la crisis nacional.

Para solucionar de algún modo esta crisis, creó la Comisión Nacional Tripartita, la cual estaba formada por empresarios, líderes sindicales y funcionarios públicos. De esta comisión nació INFONAVIT.

En cuanto relaciones internacionales, durante su gobierno Echeverría viajó a Japón, Canadá, Europa Occidental, la Unión Soviética y China Popular; más tarde a Sudamérica y finalmente a África y a las naciones árabes, al Oriente Próximo y a la India.

Estaba muy ligado al gobierno de Chile y Cuba, tanto así que dio asilo a Hortensia Bussi, esposa del presidente chileno Salvador Allende, cuando éste murió en 1973 después de ser derrocado en un golpe de estado.

Ofreció a nuestro país como hogar permanente a un gran número de exiliados provenientes de España y América del Sur. Pero tuvo mano dura con los movimientos de izquierda nacional. Realizó la llamada "Guerra Sucia", durante la cual una gran cantidad de personas fueron torturadas y desaparecidas. En su gobierno murieron los guerrilleros Genaro Vázquez y Lucio Cabañas.

Ya casi para finalizar su sexenio, en el país se desató una ola de secuestros y asaltos a bancos por grupos guerrilleros de izquierda. El caso más famoso fue el intento de secuestro y asesinato del empresario Neoleonés, Don Eugenio Garza Sada, el secuestro de uno de sus secretarios y de su suegro.

Finalmente termina su mandato, dejandole el puesto a José López Portillo, quien se había desempeñado como secretario de Hacienda en la segunda mitad de su sexenio.

Como ex-presidente, fue miembro del Comité Ejecutivo de la UNESCO (1977) y embajador mexicano intinerante durante 1977 y 1978. Buscó el puesto de secretario de la Organización de las Naciones Unidas pero se lo cedió al peruano Javier Pérez de Cuéllar.

En 2002 fue citado a declarar ante la justicia Mexicana por la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco en 1968 y la matanza de 1971. Cuatro años depués, el 30 de junio; un juez federal ordenó su arresto por la matanza de 1968. Sin embargo es absuelto el 8 de julio de 2006 debido a prescripción del delito en noviembre de 2005, con esta resolución se termina con el arraigo domicilario en el que se encontraba.

Nuevamente para el 29 de noviembre de 2006 el Magistrado Ricardo Paredes Calderón del Segundo Tribunal Unitario de Primer Circuito de Procesos Penales Federales, le decretó auto de formal prisión por el delito de genocidio por las matanzas de estudiantes en 1968 y 1971, pero el 20 de marzo siguiente un tribunal federal le concedió la suspensión definitiva del auto.

Durante el 2006( 4 de Abril )Echeverría se vió envuelto además en un embargo de 14 terrenos en Cozumel por deudas fiscales acumuladas en 30 años. Estas deudas acumulaban casi 2 millones de pesos.

En cuanto a su salud, se ha visto seriamente afectada en febrero de 2006, cuando a sus 84 años estuvo hospitalizado por un problema de irrigación sanguínea en el cerebro.

El Milagro mexicano.

Es una de laas etapas más singulares en la Economía Nacional. en los años posteriores al gobierno de Lázaro Cárdenmas en que se vivió una recuperación económica como pocas enm las economías mundiales, tanto que llenó de esperanza a los habitantes de México por sus prometedores resultados. A continuación tienes una breve semblanza de las características de esa época, sólo tienes qué investigar los presidentes de México que gobernaron durante ese tiempo para completar tu trabajo.
A partir de 1940 México inicio una etapa llamada el milagro mexicano, esta etapa se caracterizó por ser de un crecimiento sostenido y fue el cambio hacia la formación de una nación moderna e industrializada.
Crecimiento hacia afuera

La segunda guerra mundial dió un gran estímulo al crecimiento de la economía mexicana. De 1940 a 1956 se da en México un período de crecimiento hacia afuera, basado en el dinamismo del sector primario. Esta política puede definirse como crecimiento sin desarrollo, ya que el número de industrias del país aumentó, pero sin la base sólida que es la libre competencia, que le permitiera desarrollarse económicamente. Durante el mandato de Ávila Camacho (1940-1946) se observó una notable estabilidad política y un crecimiento económico. Entre 1940 y 1945, el PIB creció a un ritmo de 7.3 por ciento, índice nunca antes alcanzado en la etapa postrevolucionaria.

Los regímenes presidenciales de Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán Valdés proporcionaron los medios para alentar el crecimiento económico, la consolidación del mercado interno y la inserción de México en la economía mundial. La actividad industrial registró un vigoroso crecimiento. La tasa de crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto) alcanzó entre 1947 y 1952 un promedio anual del 5.7%, con un gran crecimiento en la producción de la energía eléctrica y el petróleo y también de la industria manufacturera y de construcción.

Crecimiento hacia adentro

De 1956 a 1970 la economía mexicana gira ciento ochenta grados, creciendo hacia adentro, vía la sustitución de importaciones; es decir, México debía producir lo que consumía. La economía mexicana estuvo basada en el dinamismo del sector industrial, contrayendo la estabilidad de precios y ajustándose a los problemas productivos y financieros por los que pasó el país.

El crecimiento industrial en el período 1940 -1970 mantuvo un ritmo de crecimiento sostenido, aunque basado en un mercado cautivo que le proporcionaba la política proteccionista diseñada por el Estado, situación que trajo como consecuencia el desarrollo de empresas sin competitividad con el exterior, que les impidió consolidarse a través de la exportación hacia mercados extranjeros; condición que impediría la creación de una verdadera industrialización moderna e independiente que contribuyera el desarrollo social del México posrevolucionario.
a etapa denominada como el milagro mexicano o de desarrollo estabilizador, comenzó desde la década de los 40´s hasta la década de los 70´s, cuando el modelo económico de sustitución de importaciones, no se adecuaba a las nuevas necesidades del país.

Es con el presidente Manuel Ávila Camacho (1940-1946), que México centra su interés en el desarrollo de la industria, la cual en esos años se encontraba enfocada a la producción de textiles, alimentos procesados y materiales para la construcción. La atención que recibió la industria, propició que el campo mexicano dejara de percibir los apoyos presupuestales que había recibido en la primera mitad del siglo XX.

En 1958, el sector agrícola creció a un sorprendente 7.6%, una tasa de crecimiento que reflejaba inversión previa por parte del sector público y un uso más extendido de la tierra que resultó de la reforma agraria de la segunda mitad de 1930. Sin embargo, para finales de 1950 la tasa de producción agrícola comenzó a disminuir debido a que la inversión en este sector se redujo. (Lomelí, 1998 : 38)

Esta situación del gobierno federal propició que los campesinos emigraran a los centros urbanos, generándose una elevación en el número de subempleados así como de desempleados. Cabe señalar que "entre 1965 y 1970 el sector industrial remplazó al agrícola para convertirse en el principal receptor de fondos estatales, recibía el 40% de la inversión pública" (Lomelí, 1998: 39) En este periodo México comenzó a recurrir a los créditos externos para financiar los proyectos estatales, en 1960 se tomó la decisión de liquidar la deuda exterior antigua de 452 millones de pesos, lo cual generó confianza en los mercados internacionales de capitales. Sin embargo, el país experimentaba estabilidad política pues sus relaciones con los distintos sectores sociales estaban en su mejor momento. En el caso de los sindicatos el gobierno pudo mantenerlos en calma gracias a los pactos entablados con los líderes: aumento en los salarios, estabilidad laboral, servicios sociales, etc., a cambio la clase trabajadora manifestaba su lealtad al gobierno y al PRI. Entre los múltiples beneficios que obtuvieron los trabajadores estuvo el Instituto Mexicano del Seguro Social construido durante el periodo de Ávila Camacho, además del reparto de utilidades. Otro beneficio que tuvieron los trabajadores fue la Ley Federal del Trabajo promulgada en mayo de 1940.

Durante la etapa del desarrollo estabilizador (1958-1970) el marco jurídico-institucional de la economía era el siguiente:

1) el control del gasto público a través de una política de gasto que diera prioridad a la inversión en infraestructura, pero sin incurrir en gastos deficitarios; 2) una política tributaria regresiva y claramente insuficiente en términos relativos para sostener en el largo plazo el esfuerzo que en materia de infraestructura y suministro de bienes y servicios públicos pretendía realizar el Estado; 3) política monetaria restrictiva, congruente con el objetivo de mantener la estabilidad de precios, sobre todo después de las presiones inflacionarias que la economía había registrado en los gobiernos de Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán; 4) política crediticia que canalizaba el crédito externo a la industria – a través de Nacional Financiera- racionalizaba la asignación del crédito interno y fijaba porcentajes mínimos de financiamiento a los sectores prioritarios de la banca privada; 5) política cambiaria que privilegiaba el mantenimiento de la paridad fija entre el peso y el dólar; 6) mexicanización de industrias clave (electricidad) y preeminencia de la inversión nacional sobre la extranjera en sectores estratégicos; 7) estrategia de desarrollo centrada en la industrialización, lo que implicaba subordinar los objetivos y prioridades de los demás sectores a las necesidades de la industria. (Izquierdo: 2004 Pássim)

La política de precios fue hasta cierto punto un obstáculo con el que lidió la economía mexicana al no poder incrementar el precio de los servicios, los cuales requerían de mayor inversión para un mejor funcionamiento, además necesitaban mantener controlados los gastos de operación sin sacrificar el salario y las prestaciones de los trabajadores. Por ello la única solución, en vista de la restricción, fue la petición de créditos. El endeudamiento externo era visto por el gobierno como un mal necesario sin el cual el desarrollo del país no hubiese sido posible.

Desarrollo compartido



Entre las propuestas del presidente Luis Echeverría encontramos el proyecto denominado desarrollo compartido, con el que pretende mantener el crecimiento económico, la estabilidad de precios y el tipo de cambio, pero con la novedad de lograr una mejor distribución del ingreso, además de reducir el proteccionismo económico.

Para lograr la distribución del ingreso, el gobierno invirtió una mayor cantidad de dinero en el gasto público con el fin de beneficiar específicamente a la clase media y baja, proporcionándoles servicios de educación, vivienda y salud.

No es cierto que exista un dilema inevitable entre la expansión económica y la distribución del ingreso. Quienes pregonan que primero debemos crecer para luego repartir, se equivocan o mienten por interés [...] Si consideramos sólo cifras globales, podríamos pensar que hemos vencido el subdesarrollo. Pero si contemplamos la realidad circundante tendremos motivo para hondas preocupaciones. Un elevado porcentaje de la población carece de vivienda, agua potable, alimentación y servicios médicos suficientes. (Tello, 1979: 41)

El interés por atender a la clase trabajadora radicó en que los disturbios de 1968 y 1971 eran muy recientes y se temía que la población, ante la desigualdad social, se organizara como lo comenzaban a hacer en otros países latinoamericanos. Por otra parte el campo que había estado descuidado a favor de la industrialización fue objeto de una Ley de Reforma Agraria, publicada el 27 de febrero de 1971, en la que se establecía, entre otras cosas, la repartición de la tierra hasta que no hubiese más que repartir.

En la cuestión de la educación se creó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) el día 29 de diciembre de 1970, para fomentar investigaciones necesarias para el avance del país. El consejo también fungiría como asesor del gobierno federal en "la planeación, coordinación, orientación, sistematización y encauzamiento de las actividades vinculadas con la ciencia y la tecnología". (Lomelí, 1998: 83)

En el área de la salud el presidente Echeverría mandó al Congreso una iniciativa que fue aprobada como la Ley del Seguro Social el 22 de febrero de 1973, en la que se establecía la necesidad de ampliar el número de beneficiados del IMSS, al que solamente tenían acceso los trabajadores y sus descendientes. Para la ampliación de beneficiados la iniciativa indicaba "la creación de dos nuevas figuras: la incorporación voluntaria al régimen obligatorio y los llamados servicios de solidaridad social". (Lomelí,1998:91) En la primera figura quedarían contenidas las personas que se inscribieran en el Instituto, de esta manera quedaban protegidas las personas dedicadas al servicio doméstico, al negocio familiar, ejidatarios, profesionistas independientes, entre otros. Por otro lado los servicios de solidaridad social serían utilizados por los grupos vulnerables que recibirían la atención médica sin necesidad de hacer pago alguno, pues el costo de la atención sería absorbido por la Federación.

Para atender la escasez de vivienda se creó el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT) el día 24 de abril de 1970, organismo que administraría las aportaciones obrero-patronales, con las que se construirían viviendas para los trabajadores y de esta manera cumplir con lo establecido en el artículo 123 fracción XII:

Toda empresa agrícola, industrial, minera o de cualquier otra clase de trabajo, estará obligada, según lo determinen las leyes reglamentarias a proporcionar a los trabajadores habitaciones cómodas e higiénicas, por las que deberán cobrar rentas que no excedan del medio por ciento mensual del valor catastral de las fincas [...] (Carranza,1994: 348)

Con la promulgación de la Ley del Infonavit los trabajadores tuvieron a su alcance el poder de adquirir una vivienda digna, misma que podían pagar mediante aportaciones mínimas descontadas de su salario.

Cabe señalar que la emisión de leyes en beneficio social se diò principalmente en la primera parte del gobierno de Luis Echeverría, es decir, de 1970 a 1973 cuando los empresarios aún mantenían una actitud tolerante hacia su gobierno, pues las diferencias entre los empresarios y el Ejecutivo Federal estuvieron presentes desde el principio.

La inconformidad de los empresarios radicó en el cambio que sufrió la política económica mexicana que a diferencia del periodo anterior, no los tomaba en cuenta para su elaboración. Por ello el sector empresarial se agrupó en el Consejo Coordinador Empresarial, en mayo de 1975, en cuyos estatutos se señalaba que la actividad económica debe estar en manos de particulares y no del Estado; que el control de precios ha llevado al estancamiento de la economía; y finalmente que en la cuestión educativa es conveniente que también intervenga la iniciativa privada. Lo anterior fue sin duda la expresión de inconformidad respecto a la política seguida por el Ejecutivo, quien tomó los señalamientos como un desafío a su autoridad.

Sin embargo el presidente no cambió rápidamente su postura pues demostrando su poder creó el Fondo Nacional para el Consumo de los Trabajadores (FONACOT) y autorizó un aumento salarial considerable, situación que agudizaría las tensiones con el sector empresarial.

La tabla siguiente nos muestra como se incrementan los salarios en un sexenio a más de un 100 %, lo que nos indica los inicios de una crisis.


(INEGI).

Cuando el modelo de sustitución de importaciones estaba agotado, los presidentes de México y sus equipos de economistas no tuvieron la visión para cambiar el rumbo de la economía del país. Por un lado siguieron con la euforia del crecimiento sostenido y por otra parte recibieron y aceptaron las presiones de los organismos internacionales para guiar la economía nacional, esto sin importarles la forma como se logrará y las consecuencias futuras para todos los mexicanos, (mediante la deuda pùblica) lo que propiciò un rápido estancamiento en el Producto Interno Bruto, es de resaltar que lo que pudo ser una crisis pasajera en los setentas se convirtió en permanente después de los ochentas.

Si la historia de México en los últimos 50 o 60 años fuera dividida en períodos, uno de ellos sin duda sería el del Desarrollo Estabilizador. Un tiempo que ha recibido varios nombres, como El Milagro Mexicano, Proteccionismo, Sustitución de Importaciones y quizá otros más que hacen referencia a los años que van de los 50 al inicio de los 70, terminando con el gobierno de Díaz Ordaz y habiendo empezado con Miguel Alemán al final de los 40... aunque muchos podrían pensar que realmente comenzó a mitad de los 50.


Sea lo que sea, esos tiempos suelen ser recordados con cierta nostalgia, la que produce el recuerdo una época sin crisis económicas económicas recurrentes, con baja inflación, estabilidad política y crecimiento económico; lo contrario de épocas siguientes caracterizadas por exactamente lo opuesto. Del ‘58 al ‘72, por ejemplo, el PIB crece en promedio 6%, una cifra muy notable y el PIB per cápita, 3%, otra cifra muy positiva.

Bajo la perspectiva de esas cifras, no extraña que esos tiempos sean aún vistos con añoranza por quienes los vivieron, aunque debe señalarse que existía al menos un serio problema, el de la falta de ahorro nacional. Es decir, localmente en el país no había suficiente capital como para crecer sostenidamente: las actividades de producción requieren capital, por ejemplo, préstamos para crecer y dentro del país no se generaba ese capital. Lo mismo para las personas que, por ejemplo, querían comprar casas por medio de hipotecas... la escasez de ahorro impedía que hubiera suficiente dinero para prestarles.

Pero del lado positivo, durante estos años del Milagro Mexicano, las autoridades tuvieron un comportamiento conservador en el manejo de sus finanzas, es decir, sus déficits eran pequeños, e incluso hubo años con superávit. El gobierno, por tanto, no gastaba más de lo que tenía de ingresos que fue lo opuesto de lo que posteriormente se hizo. El gobierno en estos tiempos no recurría al mercado de capitales a pedir préstamos y eso, sin duda, ayudó a tener tasas de interés razonablemente bajas.

La esencia del pensamiento económico de esos tiempos en México era el Proteccionismo, una escuela de pensamiento económico con ideas que significaban la protección de las industrias locales: había que industrializar al país y para ello, se creía, debía aislarse a sus compañías de la competencia de empresas extranjeras, un serio error, pero que se implantó.

La forma de hacer esto es cerrar las fronteras a productos importados dejando que únicamente las empresas mexicanas los produjeran. Por ejemplo, prohibir la importación de automóviles y fabricarlos localmente. Esta política económica general nació en 1947 aunque tuvo efectos iniciales hasta la década de los 50. La consecuencia de esto se ve percibe positiva en el plazo corto, pero en su fondo conduce a la existencia de productos caros y de mala calidad, que dañan el bienestar de las personas.

En La Notas Ignoradas de Mises existe una otra evaluación de la política económica de estos tiempos.


Las cosas en esos años no iban mal en la superficie. Sí hubo algunas fluctuaciones, pero el desempeño general de la economía no era malo. La productividad subía 3% en promedio y los salarios reales 2%. La inflación era baja. El gobierno, debe insistirse, se comportaba conservadoramente en el manejo de sus finanzas, sin contraer deudas cuantiosas y financiándose con sus propios recursos.

La aplicación de la idea proteccionista parecía estar funcionando muy bien en medio de una estabilidad económica notable. En los mercados nacionales había productos fabricados en México: las empresas en México tenían mercados cautivos nacionales pues las importaciones estaban prohibidas o tenían impuestos muy altos de importación. Esas empresas no tenían incentivos para mejorar la calidad de sus productos, ni reducir sus precios. No tenían la presión de la competencia para hacerlo.

Si, por ejemplo, los consumidores querían comprar cigarros, los disponibles eran todos producidos en México... pero había oportunidad de comprar cigarros importados en el mercado negro de contrabando. Éste fue uno de los efectos secundarios de la política proteccionista, el abrir una oportunidad de negocio para los contrabandistas.

La amplia frontera con los EEUU hizo posible introducir al país todo tipo de artículos que se ofrecían en mercados ilegales. En algún momento se llegó a afirmar que la marca de televisores más popular en México era Sony, un producto que estaba prohibido importar para dar preferencia a los fabricantes nacionales, pero que llegaba por medio del contrabando.

Como de esa consecuencia no intencional del proteccionismo que fomentó el contrabando, también se acusa al Desarrollo Estabilizador de producir otro efecto dañino: el olvido del campo. Toda la atención de las autoridades estuvo centrada en la industrialización de país con la actividad del campo relegada a un lugar muy secundario, tanto que se ha dicho que de esta época data la creación de los “dos Méxicos”, el del campo y el de la ciudad.

Mientras el campo era puesto de lado, la actividad bancaria, por ejemplo, creció en esos años tres veces.

Es posible decir, por tanto, que la política económica del Milagro Mexicano tuvo resultados mixtos y la imagen que tiene en la actualidad de ser una época de oro no está justificada. Tuvo logros, pero también defectos y no era algo que pudiera sostenerse indefinidamente.

Sin duda ayudó a industrializar al país, elevó ingresos y mejoró el bienestar en general. Pero también tuvo efectos negativos como los mencionados. Más aún, tenía un problema de fondo que era el límite del mercado nacional, pues las empresas al no exportar no producían más de lo que los mexicanos podían comprar. El mercado mexicano, sin embargo, crecía gracias al aumento de la demanda nacional.

Como se dijo, estos años son vistos ahora con cierta añoranza pues la inflación que después se sufrió no era en estos tiempos un problema. Entre 1957 y 1962, ella fue de menos del 3% anual, una cifra muy positiva sobre todo en relación con lo que después vendría. Esto es fácil de ver pues los aumentos de los precios son muy notorios; sin embargo, en economía hay cosas más difíciles de notar y muy importantes.

Por ejemplo, ya que en esos tiempos las empresas no exportaban eso provocó que en el país no se tuvieran divisas extranjeras y sin ellas no podían comprarse productos que eran necesarios para que la economía siguiera creciendo. Un jabón de tocador o un detergente de ropa eran producidos en el país sin grandes complicaciones, pero no la máquina que los hace, la que tenía que importarse y no había divisas suficientes para comprarla.

Estas políticas económicas eran del tipo mercantilista. Son políticas equivocadas que aún hoy en día sobreviven y son propuestas como novedosas y benéficas.

Éste era un serio problema de la política económica de esos tiempos, producto de la interferencia estatal en la economía. Sin exportar y concentrados en el mercado mexicano nada más, era imposible tener dólares u otra moneda extranjera para comprar en otros países productos necesarios para seguir creciendo. Con maquinaria no renovada y sin competencia, las empresas mexicanas no tenían incentivos para mejorar sus productos ni bajar sus precios. Consecuentemente, los productos mexicanos eran en general caros y de mala calidad, con los automóviles como un ejemplo muy claro de esto en la década de los 70.


Viendo las cosas en perspectiva, ahora podemos darnos cuenta de que a pesar de haber dado algunos resultados buenos, la política económica del Proteccionismo Mexicano no podía durar mucho aplicándose. Hay consenso en el sentido de que al inicio de los años 60 empezaron a ser notados problemas: la economía ya no va tan bien como antes y da inicio el uso de déficits y contratación de deuda, lo que logra un crecimiento del 7% en la economía.

Este es el inicio de otra idea que tendría mucha popularidad posterior: un intervencionismo gubernamental de mayor intensidad para corregir los problemas causados y que mandaba elevar el gasto público para reanimar a la economía, produciendo déficit en el presupuesto del gobierno: lo que ahora reconocemos como la etapa populista de México. La elevación del gasto de gobierno como un instrumento de reanimación económica conduce a una primera etapa de boom, pero a una segunda de depresión y crisis.

Con la mentalidad del proteccionismo que privilegia a la industria se tuvo un desarrollo nacional desigual: las grandes ciudades gozan de prosperidad creciente, pero no las zonas rurales y ciudades más pequeñas. Esto ocasiona otro efecto colateral indeseable, la emigración de personas, de las áreas marginadas a las áreas de mayor crecimiento; buscando mejorar su vida, muchas personas se mudan a las ciudades mayores, especialmente al DF que se torna una ciudad enorme que crece constantemente.

Éste es el fenómeno de los “dos Méxicos” mencionado antes. Uno urbano e industrializado y el otro rural y atrasado. Y también es el fenómeno de la centralización urbana, con la capital mexicana volviéndose una ciudad de dimensiones gigantescas. Ahora se reconoce que de hacer tenido una política de libre comercio, el desarrollo económico mexicano hubiera sido mucho menos distorsionado y las regiones geográficas habrían tenido un desarrollo más equilibrado.

Detrás del proteccionismo es palpable una buena dosis de nacionalismo y de preferencia por lo mexicano por encima de lo extranjero. Por ejemplo, el 1960 fue nacionalizada la industria eléctrica y pasó a ser propiedad estatal durante la presidencia de Adolfo López Mateos; antes había sido presidente Adolfo Ruiz Cortines.

Este nacionalismo tomó la forma de retirar la “dependencia del exterior”, es decir, se tenía la idea de hacer de México un país aislado del resto del mundo, que no dependiera de nadie, especialmente en cuestiones de alimentación. Ésta es una de las posibles definiciones de soberanía que en México fue entendida así, como aislamiento del exterior y autosuficiencia total, metas ambas imposibles y que de intentarse, producen pobreza.

Ésa mentalidad aislacionista es lo contrario de la mentalidad del comercio internacional y llevó al cultivo obligado de maíz, frijol y otros alimentos estándares en México, con la idea de ser autosuficientes en esos rubros. De hecho, fue desde poco antes de los 50 cuando se dio del descuido de las actividades del campo y se puso atención en la industria.

Con la visión de ser autosuficientes en el campo, además, las autoridades fomentaron cultivos que eran parte básica de la alimentación popular, como el maíz, y descuidaron la posibilidad de otros cultivos que hubieran producido mayores ingresos al campesinado, e incluso divisas al país. Aún en la actualidad se tiene esta idea de nacionalismo, por ejemplo, con la propiedad estatal de Pemex.

Llevando a su consecuencia lógica la política del proteccionismo y la del nacionalismo aislacionista, sin embargo, se presentaba un problema sin solución.

La sustitución de importaciones que hacía que la existencia de fabricante nacional causara la prohibición de productos importados quiso llevarse a bienes intermedios, es decir, a máquinas y herramientas de todo tipo que produjeran los bienes de consumo. Por ejemplo, para un fabricante de cerveza es posible producirla, pero no lo es tanto la fabricación de una máquina embotelladora, ni de las máquinas que hacen esa máquina embotelladora.

Es, por ejemplo, sencillo, fabricar cigarros si se cuenta con las maquinas que lo hacen... pero esas máquinas no se fabrican en México y hay que comprarlas en el exterior. Si se deseara fabricar localmente esas máquinas, su fábrica no podría vivir de las ventas originadas en México solamente, tendría que exportar para poder tener un volumen de ventas que justificara la inversión. Y la cadena sigue. Es posible imaginarse la fabricación también de las máquinas que hacen las máquinas que hacen los cigarros, o cualquier otro producto.


Las acciones de la política proteccionista requerían estimular a las empresas para sustituir importaciones y para ello se les podían otorgar subsidios o tratamientos fiscales preferentes. Estas acciones, desde luego, produjeron gastos adicionales del gobierno, que tuvo que iniciar una tendencia de endeudamiento creciente (muy clara en la etapa del populismo).

Por ejemplo, si los plásticos de las tarjetas de crédito eran importados, un fabricante mexicano que las hiciera podía solicitar la suspensión de las importaciones y los bancos estarían obligados a comprarle a él sin garantías de calidad ni de precio. Las empresas se acostumbraron a recibir ayudas gubernamentales, una idea que aún prevalece en las peticiones de tasas preferentes de interés o de tratamientos fiscales distintos, lo que distorsiona toda la economía.

Quienes estudian el período en cuestión, no dudan que la sustitución de importaciones tuvo éxito al generar crecimientos notables de ingresos reales en la población en general, especialmente durante su primer decenio. Pero también existe consenso de opiniones al decir que se produjo una estructura económica oligopólica, es decir, con unas pocas fábricas de cada tipo de producto; igualmente, las empresas no tuvieron estímulos para cuidar la calidad de sus productos, ni para reducir sus precios, como ya se ha dicho.

Los productos mexicanos de esa época no eran de buena calidad ni de precios bajos. Exportarlos era imposible.

La prohibición de importaciones produjo un número pequeño de empresas que poseían un mercado cautivo, sin competencia, que podían mantener sin necesidad de tener productos de calidad ni de precios bajos, lo que lastimaba a los consumidores en todo el país. Las empresas bajo este esquema proteccionista no tenían competitividad internacional: sus productos no podían competir con la calidad/precios de los productos de otros países. Su crecimiento dependía del tamaño del mercado interno nacional; si querían crecer más hubieran tenido que ir a mercados extranjeros en los que tendrían que competir con productos de mejor calidad y menor precio.

Entre las medidas proteccionistas se dieron situaciones extrañas, por ejemplo, la protección de empresas de propiedad extranjera dentro de México frente a otras empresas extranjeras que no estaban radicadas en el país. Por su parte el sector del campo, que fue descuidado durante esta etapa, ayudó a la industrialización del país de diversas maneras, por ejemplo, con los emigrados del campo que fueron mano de obra de bajo costo para la industria, aunque de escasa preparación y que por esa razón recibían ingresos bajos.

Las inversiones privadas en el campo, además, fueron nulas debido a la inseguridad en la propiedad de terrenos, los que cada vez eran más pequeños e ineficientes para producir. La Reforma Agraria sencillamente no funcionó como generador de ingresos para su población.

Las divisas que antes producía el campo, es lógico, se redujeron. En fin, el campo disminuyó notablemente en importancia y la promoción industrial produjo una sensible brecha entre ambos sectores, lo que sin duda es una causa importante de la existencia de los "dos Méxicos". La realidad, por tanto, muestra que el escaso desarrollo agrícola y ganadero data de esta época y se debió a la aplicación de políticas económicas proteccionistas, no a la apertura comercial que vino mucho después.


Los primeros diez años de este período fueron los mejores. La segunda década, especialmente hacia el final, como se dijo, registró una elevación de la deuda pública y del gasto de gobierno. Las autoridades querían mantener animada a la economía mexicana y quisieron hacerlo con un gasto público mayor... algo que suele conocerse como Keynesianismo y que en esencia es el cree que la economía de los países se reanima elevando el gasto del gobierno —cuanto más grande es el gasto, más se recupera la economía.

El Milagro Mexicano fue un tiempo de resultados mixtos, con una serie de ideas que dieron resultados pero que no podían sostenerse indefinidamente y que produjeron efectos no intencionales de consideración. Esto recuerda uno de los principios económicos más importantes, que es la necesidad de estudiar los efectos posteriores de las políticas aplicadas, porque puede suceder que lo que da resultados buenos de inmediato tiene consecuencias siguientes muy malas.

Finalmente, es importante notar que durante estos tiempos, México gozó de gran estabilidad política y que fue hasta la presidencia de Díaz Ordaz y los sucesos de Tlatelolco que inició el cuestionamiento del gobierno mexicano como una entidad autoritaria. Es decir, los años del Milagro Mexicano estuvieron caracterizados por un gobierno no democrático, con el PRI como partido de estado, lo que debe reconocerse produjo lo que muchos llaman “paz social.” México no sufrió de dictaduras abiertas, ni de golpes de estado como en otros países de América Latina.

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Es vital señalar que en la actualidad, no es escaso el número de personas que miran con nostalgia los tiempos del Milagro Mexicano y proponen regresar a él, cerrando fronteras, elevando el gasto de gobierno y proponiendo privilegios a sectores. Piensan así porque tienen una opinión diistorsionada de esa época y sólo ponen atención en lo bueno que tuvo, pero no en los terribles defectos y consecuencias que el país sufrió por su causa.

Gobierno de Lázaro Cárdenas


Gobierno de Lázaro Cárdenas. 1934-1940

En diciembre de 1933 se efectuó, en Querétaro, la convención del PNR, en la que se aprobó el contenido del Plan Sexenal y la candidatura del General Lázaro Cárdenas del Río a la presidencia.

Debido a una gira electoral muy completa en la visitó prácticamente toda la república; escuchó, discutió, atendió peticiones, quejas y protestas de millones de mexicanos.

Los aspectos principales del Plan Sexenal fueron.

Programa agrario.

Programa industrial.

Programa sindical.

Programa educativo.

Recibió su nombramiento de manera sencilla y renunció a vivir en Chapultepec, pero mandó acondicionar un terreno conocido como la Hacienda de la Hormiga, y como plantó muchos pinos, se le llamó a este lugar "Los Pinos".

Si bien nombró a varios callistas como miembros de su gabinete por consejo de Calles y aún, por cierta amistad entre ellos, también mandó cerrar algunas casas de juego que eran propiedad de otros callistas.

Cárdenas dio mucho apoyo a la educación y a la investigación. Además de la creación de muchas escuelas en zonas rurales principalmente, fundó el Instituto Politécnico Nacional, la Escuela Nacional de Educación Física, el Consejo Técnico de Educación Agrícola. Creó el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Departamento de Asuntos Indígenas.

Desarrolló como nadie hasta entonces en la historia de México la repartición de las tierras y los sistemas de irrigación y creó algunas instituciones de servicio social (el Departamento de Turismo, el Banco de Crédito Rural, el Tribunal Fiscal de la Federación... Transformó a la CROM -de origen callista- en CTM y expidió muchas leyes en favor de la sociedad. Construyó 12 presas y los cimientos de otras tres.

El 13 de junio de 1937 nacionalizó Ferrocarriles Mexicanos.

En el ámbito internacional, Cárdenas colaboró con la república española: le vendía armas, recibió a quinientos niños afectados por la guerra y luego a más de cuarenta mil republicanos exiliados. Abrió también las puertas al comunista León Trotsky y a otros perseguidos políticos.

Nacionalización del petróleo

La política seguida por Cárdenas de apoyo a la organización de los obreros y la fundación de Petromex, fueron los antecedentes más cercanos a la expropiación petrolera. El sindicato único de petroleros exigió a las compañías petroleras la firma de un contrato colectivo, emplazándolas a huelga en caso de no cumplir tal demanda, la cual finalmente estalló el 31 de mayo de 1937, que terminó el 9 de julio.

La lucha de los trabajadores petroleros fue bien vista por el presidente y la población, a pesar de los problemas causados por la escasez de petróleo.

En el mes de julio, por indicaciones de la Junta General de Conciliación y Arbitraje, se integró una comisión de expertos para que investigaran la situación financiera de las compañías petroleras, concluyendo que las ganancias obtenidas por ellas, permitían fácilmente cubrir las demandas de los trabajadores.

El grupo de la junta encargada del caso, emitió un laudo el 18 de diciembre de 1937, mediante el cual se pidió a las compañías el cumplimiento de las peticiones.

Las empresas interpusieron una demanda de amparo el 2 de enero de 1938, ante la Suprema Corte de Justicia que negó el amparo y las compañías extranjeras se declararon en plena rebeldía, entonces la máxima autoridad judicial emitió su fallo el 1 de marzo, señalando que el tiempo límite para que las empresas pagaran los 26 millones debidos a los trabajadores era el 7 de marzo.

El viernes 18 de marzo, las compañías extranjeras, sintiendo que la oportunidad de explotar a los trabajadores, aceptaron hacer el pago, pero el presidente Cárdenas ya había tomado una sabia decisión; a las 10 de la noche, declaró la expropiación mediante la cual la riqueza petrolera que explotaban los extranjeros, regresó a propiedad de la nación mexicana. Recuperando además de riqueza, dignidad y autonomía. Este hecho fue efectuado de acuerdo a la Ley de Expropiación de 23 de noviembre de 1936 y en el artículo 27 de la Constitución Mexicana. Todos los sectores de la población le manifestaron su apoyo al presidente, pero a nivel internacional se iniciaron campañas de desprestigio, así como de embargos contra México, Inglaterra rompió relaciones diplomáticas con nuestro país, mientras que las tensiones aumentaron con estados unidos ambas naciones siempre fieles al miserable sistema de saqueo y agresión capitalista.

REFORMA AGRARIA.

.La política agraria de Cárdenas promovió la reforma agraria, que buscaba la estabilidad social en el campo e intentaba impulsar el desarrollo económico del país.

.Repartió 17 890 000 hectáreas, con lo que propinó un duro golpe a los latifundistas, incorporó alo mercado interno a una gran masa de campesinos, aumentó la producción agrícola de alimentos y materias primas, proporcionando una base para el desarrollo de la industria nacional

.Impulsó en algunas regiones la formación de ejidos colectivos. Fundó el Banco de Crédito Ejidal.

.Canalizó el descontento campesino en los marcos institucionales, organizó y unificó el movimiento campesino en una central oficial, la Confederación Nacional Campesina (CNC), cuyo congreso constituyente se efectuó el 28 de agost6o de 1938.

El general Cárdenas nació en Jiquilpan, Michoacán el 21 de mayo de 1895. Estudió la primaria en su ciudad natal, a los 14 años entró a trabajar en la oficina recaudadora de rentas del estado y después pasó como aprendiz a una imprenta. En 1911 murió su padre; el propietario de la imprenta, Donaciano Carreón, fue a unirse a las fuerzas maderistas y dejó encargado del taller al joven Cárdenas. Cuando los revolucionarios llegaron a Jiquilpan en mayo de 1913 le dieron a Cárdenas el encargo de imprimir un manifiesto, el que cayó en poder de los soldados de Victoriano Huerta por lo que fue perseguido y destruido el taller.
Cárdenas resolvió huir para incorporarse a la Revolución, el 3 de julio, aunque al poco tiempo, después de una serie de combates, las fuezas con las que operaba fueron dispersadas y regresó a Jiquilpan donde estuvo escondido hasta la llegada de nuevos contingentes revolucionarios con los que asistió a las batallas de Orendáin y El Castillo. Avanzó después con las tropas constitucionalistas al mando del general Álvaro Obregón, hasta Teoloyucan, donde presenció la rendición del Ejército Federal. Tomó parte en la campaña contra los zapatistas que se encontraban en rebelión contra el gobierno constituido de don Venustiano Carranza. Estacionado su regimiento, que era el 22 de caballería, ascendió a mayor y se hizo cargo del destacamento.

En noviembre de 1914 salió para incorporarse a las fuerzas del general José María Maytorena en Sonora, pero al llegar a Cananea se dio cuenta que Maytorena se había sublevado en favor de Francisco Villa; logró sacar a su regimiento y marchar hacia Agua Prieta para incorporarse al general Plutarco Elías Calles, jefe de la guarnición leal al gobierno e intervino en toda la campaña contra los maytorenistas y villistas, mereciendo la estimación y amistad del general Calles que lo promovió al grado de teniente coronel. Actuó contra los indios yaquis que se hallaban sublevados y después marchó en la columna que combatió en Nayarit, Jalisco y Michoacán a los rebeldes villistas de Inés Chávez García. Cuando ocurrió el levantamiento de los aguaprietistas que desconocieron al presidente Carranza, el coronel Cárdenas se adhiirió a la rebelión en la Huasteca, aunque hizo detener y enviar preso a México a Rodolfo Herrero, responsable directo del asesinato de Carranza. El presidente interino de la República, don Adolfo de la Huerta, ascendió a Cárdenas al grado de general brigadier. Recibió éste el gobierno interino de Michoacán, cargo que desempeñó durante tres meses para entregarlo al general Francisco J. Mújica, que había resultado triunfante en las elecciones de septiembre de 1920.

Al estallar la revolución delahuertista en diciembre de 1923, el general Cárdenas fue enviado con su regimiento a tratar de expugnar las posiciones de los rebeldes al mando del general Enrique Estrada, pero fue herido y hecho prisionero en el combate de Palo Verde. Llevado a Guadalajara recibió atención médica y de allí se le envió a Colima. Cuando terminó la rebelión quedó en libertad y se incorporó al ejército. En 1925, como comandante de la guarnición de Tampico, empezó a conocer el problema que planteaban las compañías petroleras y resolvió intervenir en la política por lo que en 1928 lanzó su candidatura para el gobierno del estado de Michoacán. Ganó las elecciones y tomó posesión el primero de septiembre de 1928.

En marzo de 1929 estalló la rebelión de los generales José Gonzalo Escobar y Francisco R. Manzo y Cárdenas pidió permiso al Congreso local para incorporarse al ejército; se le dio el mando de una columna y cooperó en la pronta derrota de los sublevados. Recibió un millón de pesos para los gastos de la campaña y al términó de ésta reintegró setecientos mil pesos no empleados. Regresó a su cargo de gobernador, en el que llevó a cabo muchas obras de beneficio social. Tuvo que abandonar otra vez el Poder Ejecutivo de su estado, el 15 de octubre de 1930, para hacerse cargo de la presidencia del Partido Nacional Revolucionario y dirigir la campaña del ingeniero Pascual Ortíz Rubio, quien al resultar triufante y tomar posesión de la Presidencia lo nombró secretario de Gobernación.

Propuso que el general Plutarco Elías Calles fuese el secretario de Guerra y Marina en lugar del general Joaquín Amaro. De pronto el presidente Ortíz Rubio renunció el 4 de septiembre de 1932 y recibió provisionalmente el gobierno el general Abelardo L. Rodríguez quien nombró nuevo gabinete. Regresó Cárdenas al gobierno de Michoacán, cuando faltaba poco para terminar el periodo; al concluir volvió al servicio militar. Fue nombrado jefe de operaciones en Puebla y desúés secretario de Guerra y Marina, hasta el 15 de junio de 1933 en que aceptó la candidatura a la Presidencia de la República postulado por el PNR, que propuso el establecimiento de un plan sexenal por el cual el general Cárdenas sería el mandatario de 1934 a 1940. El 4 de julio de 1934 ocurrieron las elecciones, Cárdenas salió triunfante y tomó posesión del cargo vistiendo un simple traje de calle.

No quiso vivir en Chapultepec e hizo acondicionar un predio en el antiguo rancho de La Hormiga, donde fueron plantados muchos pinos, por lo que hoy a la residencia presidencial se le llama Los Pinos. En su primer gabinete quedaron incluidos muchos personajes de la plataforma callista, por recomendación del viejo caudillo y por cierta amistad que Cárdenas les tenía. El presidente, indiscutiblemente persona de buena fe y honesta, lo primero que dispuso fue clausurar las casas de juego como el Casino de la Selva en Cuernavaca y el Foreign Club en la zona del Estado de México inmediata al Distrito Federal. Ambos eran negocios propiedad de prominentes políticos callistas.

Desde un principio se ocupó en desarrollar un plan en favor de las clases trabajadoras, las que promovieron huelgas y disturbios en el país. El 3 de mayo de 1935 un grupo de periodistas y diputados del Bloque Nacional Revolucionario entrevistó al general Calles en su casa de campo de Cuernavaca, para pedirle su opinión sobre los acontecimientos. Calles hizo declaraciones duras contra la acción del gobierno y dijo que si seguían así las cosas el ejército tendría que resolver los problemas. El día 13 Cárdenas declaró que sostendría su política porque a la larga sería benéfica para la mayoría del país y haría más sólida la situación económica; que llevaría a cabo el programa trazado para el plan sexenal con el que aceptó su candidatura postulado por el Partido Nacional Revolucionario y que lo que le interesaba era tener la confianza de las organizaciones obreras y campesinas, sin importarle la opinión de los capitalistas.

El día 14 pidió la renuncia a todo el gabinete, para hacer a un lado a los callistas que no podían serle adictos. El 19 salió Calles hacia su finca El Tambor, en Sinaloa, para después ir a Los Ángeles a visitar a un médico. Entre tanto en México hubo violentas manifestaciones de las organizaciones obreras contra el "jefe máximo de la revolución", como llamaban al general Calles, quien regresó en diciembre probablemente con la idea de preparar un movimiento contra el gobierno, creyendo contar con el apoyo del ejército.

De pronto, el primero de abril de 1936 un grupo de oficiales se presentó en las primeras horas de la mañana en la granja Santa Bárbara donde estaba el general Calles, a quien le fue comunicada la orden de que tenía que salir del país en compañía de los señores Melchor Ortega, Luis L. León y Luis N. Morones. Un avión de la Fueza Aérea los esperaba en el aeropuerto y los pasajeros fueron apresuradamente arreglados para que pudieran entrar a los Estados Unidos. Calles regresó al país el 4 de mayo de 1941. El presidente Cárdenas, por este golpe de audacia, se deshizo del tutelaje callista.

Los diputados callistas fueron desaforados y los gobernadores de los estados de Tabasco, Guanajuato, Colima, Durango, Sinaloa, Sonora y Chiapas, desconocidos. Sin embargo, no se habia recurrido a la vilencia, al derramamiento de sangre. Tomás Garrido Cnabal, secretario de Agricultura, radical antirreligioso y muy callista, fue sustituido por el general Saturnino Cedillo, persona de poco criterio que después se dejó llevar y fue jefe de una rebelión sin sentido que fue fácilmente sofocada y él acrbillado. Con Cárdenas cesó por completo el problema religioso.

El gobierno de Cárdenas fue muy activo en materia educativa, creó muchas escuelas primarias a las que asistían casi dos millones de niños, las escuelas de hijos del personal del ejército, las regionales campesinas y otras instituciones de estudios y centros de investigación científica y tecnológica. Reunió bajo na sola dirección todos los plantees de enseñanza técnica e industrial y formó así el Instituto Politécnico Nacional. Fundó el Instituto Nacional de Antropología e Historia, la Escuela Nacional de Educación Física, el Consejo Técnico de Educación Agrícola; aumentó el subsidio a la Universidad Nacional y respetó su autonomía y fundó el Departamento de asuntos Indígenas.

En los primeros tres años fue aplicado el código agrario especialmente en la Comarca Lagunera y en Yucatán. El régimen cardenista, como ninguno, se ocupó en repartir tierras a los ejidatarios, al mismo tiempo que abría al cultivo nuevas tierras y creaba sistemas de irrigación muy amplios. El 28 de agosto de 1938 quedó constituida la Confederación Nacional Campesina, como una especie de organismo defensor de los intereses de los trabajadores del campo. Se crearon muchas instituciones de servicio como el Departamento de Turismo, el Departamento de Prensa (fallido), el Banco de Crédito Ejidal, el Tribunal Fiscal de la Federación y otras.

El 13 de junio de 1937 se nacionalizaron los ferrocarriles y el 18 de marzo de 1938, después de un conflicto de los obreros con las empresas, como éstas se negaron a acatar las disposiciones del gobierno el presidente Cárdenas procedió a expropiar los bienes de las compañías petroleras. Inglaterra hizo reclamaciones y México rompió relaciones con los ingleses. Estados Unidos propuso un arbitraje internacional y Cárdenas declaró que México no aceptaba intervención alguna en asuntos exclusivos de la soberanía nacional.

Como la condición económica no era del todo buena, el valor del peso mexicano que era de tres cincuenta por dólar llegó a ser de seis cincuenta. Dos meses después de la expropiación petrolera el general Saturnino Cedillo que había renunciado a la Secretaría de Agricultura se levantó en armas contra el gobierno, no se sabe hasta la fecha cuál fue el verdadero motivo, aunque se asegura que estuvo movido por la aristocracia, el clero y los intereses extranjeros. Cedillo fue rápidamente derrotado y muerto al tratar de defenderse. El general Cárdenas había ordenado que no se le dañara. Para relevar a la CROM de orígen prácticamente callista, en la dirección del sindicalismo obrero, se creó la CTM (Confederación de Trabajadores de México); en 1938 se expidió el estatuto jurídico para la protección de los empleados federales. Ese mismo año, el PNR fue reestructurado con el nombre de PRM (Partido de la Revolución Mexicana), formado por los sectores obrero, campesino, popular y militar.

En septiembre de 1939 nació el partido de oposición llamado Acción Nacional. El gobierno de Cárdenas expidió muchas leyes de contenido social, construyó doce presas y dejó en construcción otras tres. En el ámbito internacional, México apoyó a Etiopía cuando fue invadida por Italia y pidió se le impusieran sanciones al agresor, pero como esto no ocurrió el representante mexicano se retiró de la asamblea de la Liga de Naciones en protesta. Al estallar la guerra civil en España, Cárdenas autorizó la venta de armas al gobierno de la República y la apoyó firmemente; se recibieron a quinientos niños españoles víctimas de la guerra y después a muchas familias de refugiados republicanos, que en total fueron unos cuarenta mil. Reanudó relaciones con China y abrió legación en Rumania. Se recibió como exiliado a León Trotsky y a otros europeos e hispanoamericanos perseguidos políticos. México nunca tuvo relaciónes con el Estado Español jefaturado por Franco y le dio asilo al gobierno republicano español en el exilio. En 1939 el gobierno mexicano condenó la agresión de la URRS a Finlandia.

Ya para terminar el sexenio de Cárdenas presentaros su candidatura a la Presidencia de la República los generales Manuel Ávila Camacho y Juan Andrew Almazán. Ávila Camacho era el candidato del PRM y contó con el apoyo oficial. La campaña electoral fue muy dura y hasta se estuvo en peligro de trastornar el orden y la paz del país. Realizadas las elecciones resultó triunfante el general Ávila Camacho, quien recibió el poder el 1° de diciembvre de 1940.

Cárdenas regresó al servicio militar y cuando los japoneses atacaron a la flota norteamericana en el Pacífico, el mando superior del ejército Mexicano creó dos grandes regiones militares: la del Golfo que puso al mando del general Abelardo L. Rodríguez y la del Pacífico comandada por el general Cárdenas. Cuando México tuvo que entrar en la guerra, el 22 de mayo de 1942, el presidente Ávila Camacho nombró secretario de la Defensa Nacional al general Lázaro Cárdenas, quien desempeñó ese cargo hasta el 27 de agosto de 1945, una vez termnada la guerra.

Fue nombrado vocal ejecutivo de la Comisión de la Cuenca del Tepalcatepec y después de la Comisión del Río Balsas. En 1969 se le nombró presidente del consejo de administración de la siderúrgica de Las Truchas que hoy lleva su nombre. Murió en la ciudad e México, el 19 de octubre de 1970. Sus restos reposan en el Monumento a la Revolución que él mandó construir aprovechando la vieja estructura de lo que iba a ser el Palacio Legislativo.